Esta reserva natural está ubicada en la carretera entre las ciudades de San Pedro de Macorís y La Romana, aproximadamente a 70 kilómetros al este de Santo Domingo, posee una extensión de 800 metros y una profundidad de 25 metros. Posee una superficie de 4,5 kilómetros cuadrados y fue declarado parque nacional el 22 de julio de 1997.
Dentro de la cueva se pueden apreciar alrededor de 500 pinturas en las paredes y gravados donde predominan el color negro y el rojo, hechas por los taínos, primeros habitantes de la isla.
La misma cuenta con 10 petroglifos, es decir, gravados sobre la roca, y 472 pictografías de las que 144 fueron catalogadas como enigmáticas o abstractas y 69 de caprichosas agrupaciones de puntos. Además se pueden apreciar 135 pictografías con rostro humano, 18 de animal, 41 de forma humana y animal, 18 geométricas y 38 geométricas y humana.
Los atractivos que ofrece la maravillosa caverna son: la Galería Pictográfica, El Espejo de Agua, que consiste en un lago artificial que refleja como un espejo la parte de arriba de la cueva y El Gran Panel, en esta última se puede apreciar una pintura rupestre creada por los taínos, la cual representa un ritual fúnebre, que te harán remontarte a la época donde los tainos poblaban la isla y plasmaban su pensar y su historia en las paredes de esta magnífica reserva natural.
En la variedad de la flora figuran 48 especies naturales de arraijanes, guáyiga, caya amarilla, guayacán, pega palo, jazmín, uñas de gato, damajuana, palo de gallina, cuba negra, yaya prieta, café cimarrón, guarapo, palo de burro, pringamosa y palo amargo, entre otras.
La cueva se abre en roca caliza arrecifal perteneciente a la unidad geomorfológico conocida como Llano Costero Sur oriental.
A la salida de la cueva se encuentra un gran criadero de iguanas rinoceronte (Cyclura cornuta). Más de 300 especímenes de esta especie endémica que se encuentra en peligro de extinción.